Seguidores

sábado, 6 de octubre de 2012

La luna bajo el brazo.




La noche baila, dando vueltas sobre sí misma y susurra palabras que solo tienen sentido para mí. Se repiten las canciones, los versos, los acordes que parecen haberse escrito para que tu ausencia se clave de una manera tan profunda como limpia en mi garganta, para que los recuerdos sean imposibles de olvidar.

Mi mundo cae, como cae la luna, a pesar del frenético intento por alargar eternamente la noche ante el miedo de que se haga de día. “Cuantas cosas perdemos por miedo a perder“, decía Coelho, y yo tardé tanto en entenderlo…

La noche baila, la luna se mantiene, por el momento, en lo alto entre un mar de estrellas, pero ahora ya no importa. ¿De qué sirve ser el único testigo de algo tan triste, tan efímero, que solo puede ser bonito?

1 comentario:

! Strange Heights dijo...

A veces sentirse una Luna es frío, solitario y confuso. Pero no debemos olvidar que es cuando más brillamos y ninguna estrella no colapsa.
Bonitas palabras, hacen pensar