Hace tres octubres y dos noviembres que te vi por primera vez.
Conservo tu imagen grabada a fuego en mi retina como si al olvidarla, te estuviera olvidando a ti.
Ten claro, que es lo último que quiero. Princesa de manos heladas, ¿hubo algo antes de ti?
Recuerdo esas conversaciones bajo la luz de un flexo en una biblioteca y las veces que nos mandaban a callar.
Aquellas canciones que cantabas como si nadie te estuviera oyendo y eso te permitiera desafinar.
Los graffitis desastrosos que hicimos en el túnel con la luna como testigo, tus risitas nerviosas y mis piernas temblando. El cómo te ponías de puntillas para casi todo aunque no lo necesitases.
Ahora solo me queda tu recuerdo y tu perfume, que poco a poco se va desvaneciendo de mi almohada. Y unas sábanas frías que esperan que vuelvas.
2 comentarios:
El sentimiento de ausencia y pérdida inunda nuestra conciencia cuando los recuerdos aparecen en un halo de evanescencia.Un emotivo texto.Un abrazo.
Me gusta me gusta :D
Te sigo! Te espero en nerearoitegui.blogspot.com :D
Publicar un comentario