viernes, 4 de noviembre de 2011
Like we used to.
Y mientras tú te olvidabas de esas cinco letras que forman su nombre, el seguía recordando el aroma de tu cuello y el color de tus ojos cuando le da el sol. Recordaba el sonido de tu voz recién levantada y la cara que sueles poner cuando algo te preocupa. Pensaba más en ti que en el verano que recién llegaba y hacía retroceder las nubes que tenían la intención de posarse sobre el cielo. Puso tu nombre a cada una de las estrellas que observaba desde su ventana por las noches y descubrió mil y una constelaciones que se parecían a ti.
Cambió su eterna sonrisa por un gesto indiferente. Dejó de ver la vida como un regalo y más como una rutina. Se levantaba por las mañanas con desgana, vivía por obligación. Al principio todos notaron como había desaparecido la chispa de sus ojos, pero a medida que fue pasando el tiempo ya nadie se acordaba de cómo era él antes de ti. Ni él mismo lo hacía,
Buscaba tu cara entre la multitud que se arremolinaba en las calles casi inconscientemente. Desde las calles atestadas en plena navidad hasta la cafetería de la esquina. Nunca encontró ojos así como los tuyos. Se entretenía buscando similitudes en las caras, la forma de caminar, los gestos… de la gente que encontraba a su paso.
Pasaba por los lugares donde había estado contigo y se detenía a recrear cada momento. Había enfermado de locura y lo sabía, pero no quería hacer nada por cambiarlo. Quería esperar a que por fin volvieras. Deseaba verte esperándole en el portal con una sonrisa de disculpa y con ese vestido azul que una vez te regaló.
Pero jamás lo hiciste.
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