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miércoles, 1 de agosto de 2012

Volver.



Se sirve otra copa y empieza a tocar el piano invisible que había aparecido sobre la espalda de ella. Las ganas de que esa tarde fuera la continuación de aquel septiembre tan lejano, se acumulaban en su pecho y luchaban por salir. Él las ahoga con cada trago y cada calada pero, de pronto, se da cuenta que el resto del mundo ha desaparecido y solo quedan ellos dos, en aquella habitación.
Desliza los dedos sobre su espalda, pasando por su cuello. Mil recuerdos se apoderan de su mente y la razón se ve obligada a rendirse por primera vez en mucho tiempo. Ella deja las dudas a un lado y ambos se pierden entre tantos besos que les es difícil volver a encontrarse de nuevo.
Eran dos, pero respiran como si fueran uno. Los dos cuerpos se devoran y la luna, en lo alto, queda de testigo. Se miran y no dicen nada porque las palabras sobran. Sabían perfectamente que esto pasaría. Se echaban de menos. Y ese parecía ser motivo suficiente para ambos.

1 comentario:

(Solían llamarme) Lilith dijo...

(La Luna esconde muchos recuerdos de parejas enamoradas, que, como esta, se esconden en la noche mientras se comen entre sí.)