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viernes, 15 de julio de 2011

The pieces don't fit anymore.


¿Qué queda de ese chico que solía sentarse en un banco a imaginar como sería su vida? Ese que patinaba por la ciudad con su viejo skate mientras escuchaba música de unas cuantas décadas atrás. Aquel que jugaba a enamorarse de la primera chica que pasaba por delante y acababa perdiendo la cabeza por ella.
No queda nada de él. La dilatación que adornaba su oreja derecha ha desaparecido. Sus ropas anchas han sido sustituidas por camisas estrechas y bonitas americanas. Ese skate con miles de historias en sus ruedas ya no está bajo su brazo. En cambio de él, un maletín de cuero. Sus piernas llenas de heridas solían estar al descubierto gracias a las bermudas que solía llevar, pero ahora están ocultas por unos pantalones largos.
Él ya no está, pero yo sigo aquí esperándole. Esperando que regrese ese chico que fui a despedir a un aeropuerto y que prometió que jamás cambiaría. Sigo esperando pasar el verano a su lado, mientras me enseña a patinar y me cuenta todo lo que ha vivido fuera. Pero sé que no pasará. Él si que ha cambiado y ya no volverá a ser el de antes.

2 comentarios:

Aka dijo...

Algo quedará. Siempre queda algo, quizás ahora lo esconda, lo reprima, pero un día se verá escuchando la música de entonces, o patinando por los rincones de siempre, y como se enamoraba de las chicas, y recordará a aquellas que fueron especiales...

elafoiser dijo...

Me encanta tu blog y creo que lo he dicho ya.. Pásate cuando quieras por mi blog, tienes algo que ver :)
Besos!