Just lie, lie together all night.

Abre los ojos con extremada calma y se acomoda en el sofá. Como un gato, ronronea y se despereza, pero aún no se levanta. Espera a que venga él a despertarla. Cierra los ojos en cuanto oye sus pasos y se hace la dormida.

-Sé que no estás dormida, te he oído.

Ella sigue con los ojos cerrados, pero en su cara se dibuja una leve sonrisa.

-Vamos, princesa, levántate. Ya son las 11.

-¿Las 11? No es tan tarde…-dice con voz de dormida.

-Me da que te voy a tener que levantar yo, ¿verdad?

Él se tira en el sofá y empieza a hacerle cosquillas, su punto débil. Ella le suplica que pare, pero él sigue en sus trece.

-Vale, vale. ¡Ya me levanto!

Él la mira y se ríe. Varios mechones de su pelo castaño caen sobre su cara. El maquillaje de la noche anterior ha desaparecido de sus ojos, pero sigue estando tan preciosa como siempre. Cruza los brazos y pone cara de enfadada, pero no se da cuenta de que eso la hace parecer más pequeña todavía.

-¿Me dejas dormir un ratito más?

-Vale, pero sólo si puedo dormir contigo.

Sonríe y corre a tumbarse en el sofá. Le deja un pequeño huequito. Él intenta colocarse, pero ella con una risita le tira al suelo. Él se queda mirándola sorprendido, no se lo esperaba para nada. Antes de que a ella le diera tiempo a reaccionar, le coge la mano y la tira encima suya. Se miran y se echan a reír, parecen dos niños chicos. Él se acuesta y ella apoya la cabeza en su hombro.

-¿Sabes qué? Podría quedarme así para siempre.

-Puedes, ¿quién dice que no?

Y se quedaron así todo el día, aunque para ellos fue casi como una eternidad.